Empleando una terminología más técnica podríamos definir la cata como un análisis organoléptico o sensorial de un vino. Utilizando un lenguaje más cotidiano podemos decir que es la apreciación mediante la VISTA, AROMA y GUSTO de las cualidades de un vino, siguiendo una metodología que nos ayudará a realizarlo.
Así pues, siguiendo está definición más terrenal al común de los mortales, podemos apreciar tres fases sensoriales fundamentales que habremos de seguir a la hora de realizar una cata:
1- Examen del aspecto visual (VISTA): el color, la transparencia, el brillo, la intensidad y los matices del pigmento. En los vinos espumosos (Cava, Champagne, etc.) hay que observar también el carbónico o aspecto e intensidad de las burbujas.
2- Análisis de los aromas (AROMA/OLFATO): identificación de las familias de olores (florales, frutales, herbáceos, tostados, especiados, etc.) valoración de su limpieza, su complejidad y su intensidad.
3- Identificación y análisis de las sensaciones en boca (GUSTO): acidez, impresiones dulces inducidas por los azúcares y alcoholes, cuerpo del vino, equilibrio, persistencia de los aromas en boca y postgusto.
Para realizar una cata correcta de un vino deberemos tener unas condiciones lo más adecuadas posibles, para garantizar así la correcta realización de la misma; condiciones que podríamos resumir en las siguientes:
- Realizarla mejor por la mañana. (antes de comer)
- Tener material y utensilios adecuados. (decantadores, copas, etc.)
- Hacerla en una sala con buena luz y ventilación.
- La sala donde realicemos la cata ha de tener una buena temperatura ambiental (entre 20-22º C.) y ser lo más aséptica posible, con ausencia de ruidos y olores que puedan distorsionar nuestra percepción.
- Deberemos estar relajados y concentrados en el acto que realizamos y no hablar durante la cata, dejando nuestros comentarios para el final.
- Finalmente no deberemos catar más de 10 muestras y no deberemos tragar el vino.
Una vez tenidas en cuenta estas condiciones iniciales, a la hora de realizar la cata, tendremos a continuación, que hacerla siguiendo unos pasos o técnicas básicas que nos permitirán afinar en nuestra percepción sobre el vino que estamos probando.
Dicha técnica de cata la podríamos sintetizar en los siguientes ocho pasos:
- Acercar primeramente la copa a la nariz sin agitarla (copa parada).
- Determinar aspectos sobre: intensidad, franqueza y naturaleza del aroma.
- Agitar el vino y volver a oler.
- Identificar aromas y su intensidad.
- Poner en boca un poco de vino y removerlo en la misma unos 4 segundos.
- Llevar a cabo un barboteo. (exaltar aromas y posibles defectos).
- Escupir el vino.
- Describir el vino.
Principalmente, al común de los mortales, como neófitos y meros aficionados o amantes al vino, no podemos pretender llegar (al menos en un principio) a los niveles de apreciación y conocimiento de los enólogos o sumilleres profesionales; por lo que deberemos centrarnos inicialmente en la realización de catas hedonistas, en las cuales entra en juego nuestro placer, describiendo las sensaciones positivas y/o negativas que nos produce a nosotros el vino. Sensaciones que podemos sintetizar de una manera concreta o incluso poética. En este punto resulta muy importante nuestra memoria de olores y sabores.
Para facilitar y progresar en nuestras apreciaciones, a la hora de valorar determinado vino, y así ir adquiriendo independencia y conocimiento a la hora de identificar y apreciar su variedad, conviene que seamos metódicos y ordenados, por lo que no hay nada mejor que anotar en una FICHA todas nuestras observaciones.
Finalmente podéis ver o descargar un modelo estándar de FICHA de observaciones de cata clicando AQUÍ